¿Qué es la pielonefritis?

La pielonefritis es una infección del tracto urinario superior que afecta directamente al riñón. Se produce cuando bacterias (principalmente Escherichia coli) ascienden desde la vejiga, atraviesan los uréteres y alcanzan el tejido renal, provocando inflamación.

Esta infección puede afectar a un solo riñón o, en casos más severos, a ambos. Es importante diferenciarla de otras infecciones urinarias como la cistitis, ya que la pielonefritis implica un nivel mayor de complicación.

Mientras que las infecciones en la vejiga suelen causar molestias al orinar, la pielonefritis genera síntomas más intensos como fiebre, dolor lumbar y malestar general. Además, si no se trata adecuadamente, puede dejar secuelas permanentes en el riñón.

Existen dos formas clínicas: la pielonefritis aguda, que aparece de forma repentina con síntomas evidentes, y la pielonefritis crónica, que se desarrolla de forma silenciosa a lo largo del tiempo. Esta última es la más peligrosa, ya que puede evolucionar sin provocar alarma hasta que el daño renal ya es importante.

Pielonefritis crónica ¿Qué es? +Causas y tratamiento

¿Qué hace a la pielonefritis crónica?

La pielonefritis crónica no es simplemente una infección persistente. Es, más bien, el resultado acumulado de múltiples agresiones al riñón, ya sea por infecciones urinarias repetidas, reflujo de orina o problemas anatómicos no corregidos.

Todas estas condiciones causan un daño progresivo que lleva a la formación de cicatrices en el tejido renal. Con el tiempo, esas cicatrices reducen la capacidad del riñón para cumplir sus funciones esenciales: filtrar desechos, equilibrar electrolitos y regular la presión arterial.

En algunos casos, el riñón afectado disminuye de tamaño, se atrofia o incluso deja de funcionar. Esta evolución suele pasar desapercibida, ya que los síntomas son leves o incluso ausentes durante años.

Por eso la pielonefritis crónica se puede no considerar como una infección activa en sí misma, sino la consecuencia de años de inflamación renal no resuelta. Muchas veces el diagnóstico llega de manera tardía, cuando ya se presentan signos de insuficiencia renal, hipertensión arterial o infecciones urinarias difíciles de tratar.

Causas de la pielonefritis crónica

Entre las causas más comunes de esta afección se encuentran:

  • Infecciones urinarias mal tratadas o recurrentes: Cuando las bacterias no se eliminan completamente, la infección puede regresar una y otra vez, afectando el mismo riñón.
  • Obstrucciones urinarias: Los cálculos renales, tumores o malformaciones pueden bloquear el flujo normal de orina, favoreciendo la infección crónica.
  • Reflujo vesicoureteral: Esta condición ocasiona que la orina fluya de vuelta hacia los riñones desde la vejiga, arrastrando bacterias y causando inflamación persistente.
  • Vejiga neurogénica o disfunciones del vaciado vesical: Pacientes con enfermedades neurológicas, como diabetes o esclerosis múltiple, pueden presentar vaciado incompleto y retención urinaria.
  • Malformaciones congénitas del tracto urinario: Anomalías anatómicas presentes desde el nacimiento también aumentan el riesgo de infecciones renales crónicas.

Síntomas de la pielonefritis crónica

Aunque puede pasar desapercibida, algunos signos comunes incluyen:

  • Dolor lumbar leve o intermitente: A diferencia de la forma aguda, el dolor suele ser sordo y constante.
  • Orina turbia o con mal olor: Indica la presencia de bacterias o pus en el sistema urinario.
  • Micciones frecuentes: Especialmente si hay ardor al orinar, lo cual sugiere infección persistente.
  • Fatiga y debilidad generalizada: El deterioro renal progresivo afecta el equilibrio químico del cuerpo.
  • Presión arterial alta: La afectación de los riñones puede provocar hipertensión difícil de controlar.
  • Síntomas de insuficiencia renal: En etapas avanzadas, pueden aparecer hinchazón en extremidades, palidez, náuseas o vómito.

Diagnóstico de la pielonefritis crónica

El diagnóstico requiere una combinación de estudios clínicos y de imagen. Todo comienza con un análisis general de orina y un urocultivo, que detectan infección activa o persistente. También, se utilizan estudios de imagen como el ultrasonido renal o la tomografía computarizada (TAC) para observar el tamaño, forma y cicatrices del riñón.

En algunos casos, se recurre a una urografía excretora. Adicionalmente, se evalúa la función renal mediante estudios sanguíneos, como la creatinina y el filtrado glomerular estimado (eGFR). Estos exámenes ayudan a determinar el grado de daño.

Tratamiento de la pielonefritis crónica

El tratamiento se enfoca en detener el avance del daño renal y prevenir nuevas infecciones. Aunque las cicatrices no se pueden revertir, es posible estabilizar la función renal.

  • Antibióticos prolongados: Se indican según el resultado del urocultivo, y pueden requerir tratamientos de varias semanas o regímenes de prevención a largo plazo.
  • Cirugía o procedimientos correctivos: Si hay obstrucciones o reflujo vesicoureteral, se valora la corrección quirúrgica.
  • Control de la presión arterial: Es fundamental para evitar más daño renal. Se utilizan fármacos específicos según el caso.
  • Monitoreo regular: Incluye controles de función renal y ecografías para seguir la evolución del riñón afectado.
  • Modificaciones en el estilo de vida: Se recomienda aumentar la ingesta de agua, evitar el tabaquismo y controlar enfermedades como la diabetes o hipertensión.

En casos avanzados donde la función renal se pierde casi por completo, puede ser necesario recurrir a diálisis o trasplante renal.

🏥 Como ya leíste, dejar desatendidas las infecciones del tracto urinario pueden acabar en daños severos de los riñones. Si sufres de ellas, consulta con tu médico urólogo de confianza, sólo él o ella pueden prevenir o tratar la pielonefritis crónica.

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